Traidor, Mentiroso y Represor.

De opinión Entre nos Política Última hora

Por Alfredo Ponce

«Cual si mis palabras no existieran, podrían contar lo mismo que nada, la nada, que es todo lo que tiene un humilde analista de los hechos»

El ser un traidor, no se lo adjudico yo, fue en realidad, el que lo puso en la Presidencia de la República, el que decía que todos los días que se miraba al espejo, se decía “pendejo”,  por haberlo hecho presidente. En una época, en la que sin lugar a dudas, todo dependía del «dedazo«, supo irse arrastrando por los pisos del poder, desde el General Sánchez Taboada o con Ruiz Cortínez, López Mateos o hasta ser, quien decían que le limpiaba los zapatos a su jefe Don Gustavo. Decía Antonio Mena Brito, dirigente juvenil del PRI, que era una tumba india, no hablaba con nadie, se ganaba todos sus puestos detrás del escritorio, como el burócrata sumiso, que no buscaba protagonismo, era discreto, no tenia ideas, solo era un soldadito del ejercito de sus jefes. Era un burrito de trabajo, pero como tal, no tenia iniciativas propias.

Dicen q no hay mal que dure cien años, pero también dicen, que la excepción sirve para confirmar la regla.

LA DESCOMPOSICIÓN DEL PODER

La descomposición de México, inicia precisamente cuando el  es nombrado Secretario de Gobernación y se convierte en el caos total, en el año de 1970,  cuando le colocan la banda presidencial a un político, burócrata, que no supo gobernar, que  fue infiltrándose en los círculos del poder, soñando con llegar a la silla presidencial, pero no sabía que hacer con ella. Un tipo que llevó siempre sobre la espalda, la historia de la represión estudiantil, que por más que se quiso limpiar las manos, todos sabemos que en esas épocas era el jefe de Bucareli, el que tomaba las decisiones, el que hacía los informes y los matizaba, según sus personales intereses.

En 1966, ordenó al Gobernador De Michoacán, Agustín Arriaga,  que dejara en manos del ejercito la fuerza que enviaba desde la capital, con orden de acallar las protestas de los estudiantes de la Universidad Nicolaita.

El 18 de Septiembre de 1968, declara que el ejercito ocupa las instalaciones de la Preparatoria de San Ildelfonso, para «Salvaguardar la autonomía Universitaria» y ante los momentos de crisis, no dejaba que nadie se entrevistara con el Presidente, para poder el, matizar a su conveniencia las informaciones que llevaron  a alimentar la paranoia de Don Gustavo y concluir con los hechos de Tlatelolco del 2 de Octubre, que todos conocemos.

Decía Don Juan Sánchez Navarro, que era tan «obsequioso», por no decir lambiscón, a extremos que no eran agradables.

Llegó a la Presidencia, porque nunca mostró  que quería llegar, no enseñaba sus cartas, , dejó en el camino a Corona Del Rosal y a Emilio Martínez Manoutou, (por cierto, abuelo del niño verde), porque sin parecerlo, poco a poco fue convenciendo a quien tomaría la decisión que no eran confiables.

Dijo el Hijo de Díaz Ordaz, que había llegado a ser el candidato por sus pantalones.

LABOR PRESIDENCIAL

Ya como presidente, continuó con las mismas tácticas anti-democráticas, de acallar a sangre y fuego, como lo hizo con los estudiantes del 68, o como los preparatorianos Tamaulipecos, a quienes finalmente les ofrecería el diálogo, que nunca cumplió y lo ratifica como un mentiroso.

Fue el que le quitó arteramente sus periódicos al Coronel García Balseca, para reprimir la libre expresión y después entregarlos a quien estuviera hecho a sus modos.

Ausente de ideología y de sensibilidad política para ayudar a su pueblo, es de los que iniciaron la deformación del PRI, para convertirlo en un nido de grillos, lleno de rincones oscuros. después de el, los discursos que hablaban de los logros

revolucionarios solo fueron demagogia, quiso ser una copia del General Cárdenas y solo se convirtió en un mal chiste. Le falló a todos. Era tan carente de ideología, que admiraba a su amigo de andanzas López Portillo, por su elocuencia en el discurso y las ideas socialistas que pregonaba.

Era tan poco apto para tomar decisiones, que le dio «el dedazo»,  para hacer su sucesor, al que quería defender el peso como un perro y que terminó en la cama con la mujer de su hijo.

Era tan inepto, que terminó su mandato, con la primera gran devaluación de la que tengo memoria. Fue sin duda el que se lleva el mérito en la historia de México, de haber echado a perder la política nacional. Después de el, vendría la cascada de anti patriotas que empezaron a vender la patria a pedazos. Después de el, la ideología revolucionaria,  solo fue parte de la demagogia de los políticos corruptos y mezquinos, que pasaron a la historia, más frecuentemente por sus escándalos que por sus logros sociales. Que la historia lo juzgue.

¡Hasta Siempre!

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